El día 12 de mayo se celebra por primera vez el Día de las Mujeres en Matemática, en honor al nacimiento de Maryam Mirzakhani. En los festejos de este día tan especial, nos complace compartir este hermoso texto alrededor de una fotografía escrito por Carlos Borches, del programa de historia de la FCEN, UBA.
Personajes de una foto histórica
Recordaba Manuel Sadosky que, en 1932, cuando él comenzó la licenciatura en Ciencias Físico-Matemática en la Universidad de Buenos Aires, eran sólo cuatro estudiantes. Junto al futuro creador del Instituto de Cálculo cursaban Cora Ratto, Elba Raimondi y María Ferrari.
Esa destacada presencia femenina no era rara en la vida matemática de Buenos Aires. Se expresaba también en la cantidad de mujeres que participaron en la UMA desde su fundación así como en el porcentaje de tesis de doctorado, especialmente bajo la dirección de Julio Rey Pastor.
También se pone en evidencia en esta fotografía tomada en Buenos Aires en octubre de 1940.
Sentado en el extremo izquierdo está Félix Cernuschi, que por entonces había regresado a Buenos Aires luego de doctorarse en la Universidad de Cambridge. A su lado se encuentra Celina Repetto, activa integrante de la UMA. En ese momento estaba realizando el doctorado con Rey Pastor sobre Transformaciones de Laplace-Stieltjes, tesis que defendió en 1942. Repetto desarrolló luego una destacada carrera en el campo de la enseñanza de la Matemática en el Instituto Joaquín V. González, donde dirigió el Departamento de Matemática. También fue autora de una larga lista de libros de texto que formaron a generaciones de estudiantes secundarios.
Continuando el recorrido aparecen Estela Busconi y Elba Raimondi. Busconi terminó la licenciatura en 1940, aunque su interés se volcó a estudiar la influencia de campos electromagnéticos en seres vivos con el médico Máximo Valentinuzzi. Tampoco Raimondi se desarrolló en el campo matemático. Luego de concluir su licenciatura en 1937 sus intereses lentamente se fueron orientando a la física y a las artes, una actividad que compartía junto a su “hermana”, Norah Lange.
En la cabecera de la mesa aparece Esther Ferrari, otra de las discípulas de Rey Pastor. Esther concluyó la licenciatura con una tesis sobre espacios abstractos, que constituyó uno de los primeros estudios en nuestro medio de los espacios topológicos generales. Luego se orientó a temas relacionados con Lógica y Fundamentos de la Matemática pero “una penosa enfermedad”, tal como señala la Revista de la UMA en 1945, acabó con su vida tempranamente. “La Unión Matemática Argentina sufre sensible pérdida y una de nuestras más fundadas esperanzas dentro del limitado ámbito de la incipiente investigación matemática en el país, se desvanece para siempre”, expresaba con gran pesar desde sus páginas la UMA.
Luego viene una dupla que no necesita mucha presentación: Beppo Levi y Julio Rey Pastor, los matemáticos europeos radicados en nuestro país que estaban poniendo en marcha la escuela matemática argentina. El nombre de Beppo Levi está íntimamente asociado con la formación de los primeros núcleos de matemáticos en la ciudad de Rosario.
A continuación María Angélica Ferrari, quien se doctoró con Rey Pastor pero su presencia se fue desvaneciendo de los ámbitos académicos sin dejar rastros. Manuel Sadosky, que como se recordará hizo la carrera con ella, decía que también había fallecido muy joven, pero no hay mayores evidencias de ese hecho.
Volviendo al extremo izquierdo, pero ahora de pie, se encuentra Cecilia Mossin Kotin, que tuvo una extensa carrera dedicada a la ciencia, a la física para ser más preciso. Orientada por Rey Pastor, en 1937 viajó a España y Francia donde trabajó bajo la dirección de Irene Curie. Esta experiencia concluyó drásticamente al comenzar la Segunda Guerra Mundial. Mossin Kotin alcanzó un lugar en el claustro de profesores del Departamento de Física de la FCEN-UBA, donde fue profesora hasta su renuncia, luego de la Noche de los Bastones Largos (1966).
Junto a Mossin, Manuel Sadosky, que había terminado su licenciatura en 1937 y en el momento de la fotografía estaba concluyendo el doctorado bajo la dirección de otro español, Esteban Terrada. Luego aparece Francisco Lamenza, un ex estudiante de ingeniería que Rey Pastor atrajo para las filas de la matemática. En el momento de la fotografía Lamenza era profesor de la Facultad de Ciencias. A su lado Alberto González Domínguez, uno de los primeros matemáticos argentinos con reconocimiento internacional.
A su lado Cora Ratto, que a fines de 1940, ya era la esposa de Manuel Sadosky y flamante madre de Cora Sadosky. Luego de obtener su licenciatura, Cora Ratto interrumpió su doctorado que retomó recién en 1957 bajo la dirección de Mischa Cotlar. Fue también profesora del Departamento de Matemática de la FCEN en la década de 1960, hasta su renuncia en 1966.
Junto a Ratto se encuentra Laura Levi, hija de Beppo Levi, quien había estudiado física en la Universidad de Bolognia radicándose en nuestro país con su padre cuando se implantaron leyes raciales en Italia. En Argentina, Laura Levi se dedico a la Física de la Atmósfera.
Cerrando el recorrido se encuentra Yanni Frenkel. De origen ruso, se crió en Argentina y en el momento de la fotografía ya estaba casada con Mischa Cotlar y había concluido su doctorado bajo la dirección de Rey Pastor. También llegó a desempañar una carrera docente en el ámbito universitario y fue otra renunciante en 1966, comenzando un largo exilio junto a Mischa hasta su retorno definitivo al país durante la década de 1990.
La fotografía ilustra cabalmente la presencia femenina en el ambiente físico-matemático de mediados de siglo XX. Las historias de vida, lo que no se aprecia en la fotografía, nos permite descubrir los límites que se imponían para sus carreras académicas. Las mujeres graduadas en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA (es menester conocer la realidad en otras latitudes de nuestro país) parecían destinadas a la enseñanza media. No había lugar para ellas en la docencia universitaria.
La tenacidad a toda prueba de la geóloga Edelmira Mórtola fue quebrando esa resistencia y en torno al año 1950 ya encontramos a algunas mujeres con cargos de profesoras e investigadoras, como el de la física Estrella Mathow. Pero aun así, al comparar el porcentaje de mujeres estudiantes de ciencias con el de mujeres profesoras en la FCEN se pone de manifiesto un techo de cristal para las aspiraciones de las graduadas.
Otro elemento para analizar en detalle es el papel que juega la formación de una familia en la carrera académica de las graduadas. Las historias de vida de estas pioneras muestran como el matrimonio o el nacimiento de los hijos afectaron sus carreras académicas.
Mirando el pasado se ve con mayor claridad la existencia de barreras de género, barreras sociales, barreras culturales. Reconocerlas es una invitación a buscar cuántas de esas barreras siguen vigentes en el presente. Detectarlas y superarlas son necesidades imperiosas para avanzar en el crecimiento de comunidades más justas y abiertas a la sociedad sin discriminaciones.
Carlos Borches
Programa de Historia
FCEyN-UBA